Irrelephant

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Epifanía

Las palabras se transforman, huyen, se esconden, saben correr, escapar, ocultarse y fastidiar. Sobre todo eso. Y la culpa no la tienen los dueños. Creo que las palabras disfrutan al salir, viven para ello, y saben perfectamente cuando es el momento idóneo para hacer acto de presencia. 
Creo que las complicadas son todas aquellas que llevan mentiras por detrás. Qué nos costará ser sinceros. Para qué decir cosas para quedar bien cuando no las vamos a cumplir. Duele más que te digan un te quiero y que resulte ser de pega a que un matón sin rostro te insulte por tu forma estúpida de atarte los cordones.


 Las palabras tienen alma. Y las hay malvadas. Como el "tenemos que hablar", el "te querré para siempre", el maravilloso "lo haría todo por ti", el temido "nada" que precede a la pregunta de ¿qué te ocurre?. El asqueroso y odiado "a ver si quedamos" y su primo "a ver cuando nos vemos". Odio las palabras que forman el "siempre estaré ahi para ti, pase lo que pase" porque ellas más que ninguna otras son las que más me han fallado. El "me da igual" y el "da igual". El primero por ser la expresión de la indiferencia, y el segundo por ser un paralelismo con la alfombra que levantas para meter todo lo que has barrido. Sí, da igual, pero porque hay tantas cosas que no sé explicarlas, o porque no merece la pena, o porque ya lo he dado por perdido antes de empezar. Y muchas otras, que saben perfectamente que no son verdad, que existen sólo y exclusivamente para que seamos conscientes del poder que tienen, pero que se desinflan con el tiempo, dejando un rastro de azufre difícil de quitar de la alfombra.


Las hay molonas. Maravillas como "Estuve en X y me acordé de tí, así que te traído ESTO". Aunque sea una mierda el regalo. El "hemos venido a recogerte, baja ya que nos vamos", un "estamos orgullosos de ti" por tus padres que son tan sinceros que no les importa llamarte gilipollas si lo eres. "¿juegas conmigo?", "¿te apetece algo de comer?". Y demás locuras varias escupidas (y esculpidas) en un ataque de esquizofrenia paranoide. Son palabras que molan. Pero todas llevan implícitos hechos posteriores, cómo la promesa de que algo bueno pasará. Y realmente pasa. Si esta promesa no se cumple, pasan a ser palabras malvadas. Sí, una rayada.


Duelen, pero no curan. Los que curan son los hechos.

Pero nunca dolerán tanto como el silencio.


















"Lo que importa no es el color de los ojos, es el color de la mirada"


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